impacto en la gestión de envases industriales

La aprobación del RD 1055/2022 en España, junto al Reglamento UE 2025/40 sobre envases y residuos de envases, marca un punto de inflexión en la política ambiental europea. Esta norma, aplicable en todos los Estados miembros, establece objetivos comunes de reducción, reciclaje y reutilización para avanzar hacia un modelo de economía circular.
En paralelo, en España, el Real Decreto 1055/2022 refuerza estas obligaciones a nivel nacional, obligando a fabricantes, envasadores e importadores a responsabilizarse de los envases que ponen en el mercado. Para ello, se crean los SCRAP (Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor), que organizan la recogida, reciclaje y valorización de envases industriales.
En sectores como el alimentario, químico o automotriz, donde los envases reutilizables (como bidones, jaulas metálicas, cajas plásticas o IBCs) representan un valor económico significativo, estas normativas suponen un reto añadido: garantizar la trazabilidad, reducir costes y cumplir con estándares de sostenibilidad cada vez más exigentes.
Los SCRAP de envases (Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor) son entidades que ayudan a las empresas a cumplir con las obligaciones marcadas por el RD 1055/2022 en España y el Reglamento (UE) 2025/40. Su misión es organizar la recogida, el reciclaje y la valorización de envases, asegurando que los productores se responsabilicen de los materiales que ponen en el mercado.
En el caso de los envases industriales reutilizables (como bidones, jaulas metálicas, cajas plásticas o IBCs), los SCRAP adquieren especial relevancia:
Por ello, tanto la normativa europea como la española ponen el foco en garantizar un control más estricto y en fomentar la valorización de este tipo de envases.

El RD 1055/2022 (Real Decreto 1055/2022), conocido como la nueva ley de envases y residuos de envases en España, establece un marco legal que afecta directamente a fabricantes, envasadores e importadores. Su objetivo es prevenir la generación de residuos y fomentar la reutilización y el reciclaje de envases, alineándose con la estrategia de economía circular de la Unión Europea.
Entre las obligaciones principales para las empresas destacan:
Para facilitar el cumplimiento, las empresas pueden adherirse a un SCRAP de envases, que actúa como entidad colectiva encargada de organizar la recogida, reciclaje y valorización. De esta forma, el RD 1055/2022 establece la obligación legal, y los SCRAP proporcionan el mecanismo práctico para cumplirla de manera más eficiente y transparente.
El Reglamento UE 2025 40 sobre envases y residuos de envases fija objetivos comunes y directamente aplicables a todos los Estados miembros de la Unión Europea. Su propósito es reducir el impacto ambiental de los envases y avanzar hacia un modelo de economía circular en la industria.
Entre las medidas más relevantes destacan:
| Medida | Impacto estratégico |
|---|---|
| Prevención de residuos | Eliminación de envases innecesarios, reducción de peso/volumen y limitación del espacio vacío al 50% en 2030 |
| Reutilización y rellenado | Fomento de envases reutilizables y sistemas de recarga en retail y horeca |
| Recogida separada | Implantación de sistemas SDDR con objetivo del 90% de recogida para 2029 |
| Reciclabilidad total en 2030 | Todos los envases deberán ser reciclables, impulsando plásticos reciclados y materias primas secundarias |
| Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) | Armonización de tarifas y sistemas de gestión en la UE con criterios comunes de trazabilidad y transparencia |
Este reglamento establece los objetivos y obligaciones, mientras que los SCRAP de envases se convierten en los mecanismos operativos que permiten a las empresas cumplir con la normativa europea.

La tecnología RFID (Identificación por Radiofrecuencia) se ha consolidado como una herramienta clave para garantizar el cumplimiento normativo y mejorar la eficiencia en la gestión de envases industriales. A diferencia de otros sistemas de identificación, el RFID permite un control unitario, automático y en tiempo real del ciclo de vida de cada envase.
Cada envase puede incorporar un tag RFID único e inalterable, lo que evita la sustitución por envases no homologados o no oficiales. Esto previene prácticas fraudulentas en el retorno, como la presentación de envases no registrados para obtener descuentos o beneficios indebidos.
Los portales RFID instalados en muelles de carga permiten la lectura automática de envases, sin necesidad de escaneos manuales. Esto agiliza tanto la recepción (verificación inmediata de envases entregados) como la expedición (confirmación de envases enviados), reduciendo errores humanos y aumentando la eficiencia en el flujo logístico.
En muchos sectores, los envases retornables no circulan en un ciclo cerrado, sino que pasan por diferentes actores de la cadena de suministro. El RFID permite registrar cada transferencia de propiedad, asegurando que siempre se conozca la localización del envase y evitando pérdidas entre empresas.
Los datos recogidos por los tags RFID se pueden integrar de forma automática en SCRAPs, ERPs o sistemas de gestión internos, facilitando la elaboración de reportes y garantizando trazabilidad certificada ante organismos reguladores.
“La trazabilidad RFID aplicada a envases industriales comparte los mismos principios que la gestión de activos con RFID, aportando control y transparencia en toda la cadena de suministro.”
El Reglamento (UE) 2025/40 y el RD 1055/2022 marcan un cambio profundo en la forma en que las empresas gestionan sus envases industriales. Más allá de las obligaciones legales, representan una oportunidad para avanzar hacia un modelo de economía circular basado en la prevención, reutilización y trazabilidad. La aplicación de herramientas como los SCRAP de envases permite a los productores cumplir de manera organizada con los requisitos normativos.
Al mismo tiempo, tecnologías como el RFID ofrecen la transparencia y el control necesarios para transformar la gestión de envases en un proceso más:
En definitiva, las normativas europeas y nacionales no deben entenderse únicamente como una obligación, sino como un motor de innovación y competitividad. Adoptar soluciones que integren cumplimiento legal y tecnología permitirá a las empresas adaptarse a los nuevos requisitos y liderar la transición hacia un modelo industrial más responsable y sostenible.